Sunday, November 15, 2020

El TALLER de ARTE VIMAAMBI, MAAM y la PANDEMIA

 

A modo de introducción:

Al contemplar el espectáculo ofrecido por el mundo y su humanidad a lo largo del año 2020 es imposible no acordarse de la obra de MAAM: "El llanto de la Amarga o las aventuras de Agreste a través de los mundos", escrita a final del siglo XX y cuyo primer acto se titula "Destrucción inminente del universo". Ahora mismo, todo parece indicar que se cumplió la profecía de la poeta y que el universo humano del pasado siglo ha quedado totalmente destruido.


La aparición súbita del COVID 19 solo admite dos hipótesis respecto a su origen: es un fenómeno engendrado por la Naturaleza o es un virus creado por el hombre en algún laboratorio secreto.


La opinión de los "expertos" sobre la cuestión está dividida aunque la verdad oficial y comúnmente admitida en todo el planeta apunta hacia la primera opción. Está implica numerosas e interesantes reflexiones, sobre el papel y la esencia misma de la Naturaleza, que expondremos más adelante. En cuanto a los "expertos" que parecen orientar las decisiones tomadas por todos los gobiernos en la pandemia: "Un carillón se arruina a sí mismo proporcionando sonido, una vela de sebo se consume dando luz. Las rayas de los tigres atraen cazadores, la rapidez de los monos atrae tramperos. Así los guerreros valerosos mueren a causa de su fuerza, los intelectuales quedan bloqueados a causa de su conocimiento; pueden utilizar el conocimiento para conocer, pero son incapaces de utilizarlo para no conocer. Así, quienes son expertos en una facultad o perceptivos en un modo de expresión pueden participar en una discusión desviada pero no en una respuesta universal." Wen-Tzu / 93.


En el caso que nos ocupa, una respuesta universal no puede obviar, en primer lugar y sin apelación posible, el origen del fenómeno que azota a la humanidad. Todos se afanan en resolver unas consecuencias sin atender con sinceridad a la causa primera. Y la consecuencia que aparece como absolutamente prioritaria en todas partes no es tratar solamente de reducir la tasa de mortandad del virus con la elaboración de una posible vacuna, sino, ante todo, de evitar a toda costa un posible colapso de la atención sanitaria y hospitalaria. Así son las cosas.


Ante estos hechos conviene detenernos en profundidad sobre los dos posibles orígenes del omnipresente virus para tratar de dilucidar cuáles tienen que ser nuestras prioridades, las de cualquier comunidad humana, de cara al futuro inmediato de todos los aspectos de nuestra vida. Sea cual sea la hipótesis verdadera, esta crisis no deja a nadie indiferente y nos obliga a proceder a una serie de cambios sustanciales que tendremos que formular.


Estos cambios están expuestos, adelantados, en la obra de MAAM que concluye con un tercer acto titulado: "Recomposición del universo. Salto evolutivo de la zonas planetarias". No hay duda de que esto es precisamente lo que necesitamos: una recomposición de nuestro universo que implique un salto evolutivo que nos aleje definitivamente de la dramática situación actual.

Para este fin vamos en primer lugar a analizar las dos hipótesis sobre el origen del virus y antes de abordar la primera opción, la del origen natural, vamos a considerar la segunda que, aunque minoritaria, no se puede de momento descartar de forma rotunda.



La 2ª hipótesis: El virus es una creación humana:

La existencia en numerosos países de laboratorios "discretos" (por no decir "secretos") de nivel 4 en términos de bio-seguridad, donde se manipula con fines inconfesables la genética de distintos elementos bioquímicos y organismos, no es ninguna novedad.  


En la obra de MAAM se menciona reiteradamente al "laboratorio de las falsas transformaciones" como una de las causas principales del peligro de destrucción inminente del universo. La presencia de una institución de estas características en Wuhan, primer epicentro de la pandemia, es una realidad sin duda bastante turbadora que da alas a la opinión difundida por los que defienden la hipótesis del origen humano del virus.

Nadie sin embargo - excepto las personas etiquetadas por los medios de comunicación como "conspiranoïdes" - opina que la propagación del virus se deba a una acción premeditada sino que todos la atribuyen a un descuido, un accidente o un fallo de seguridad.


En cualquier caso, habría que reconocer que no hay, en todo lo acontecido desde la aparición de las primeras infecciones, ningún elemento ni prueba objetiva que pueda demostrar de manera contundente, de que NO FUE ASÍ.

Además, llegado el caso, no cuesta ningún esfuerzo entender por qué nadie, no solo el gobierno chino sino ninguna institución, ningún gobierno, estaría dispuesto a reconocer públicamente que la humanidad se enfrenta por vez primera a una amenaza bioquímica completamente descontrolada. De hacerlo, el caos generado entre la población mundial sería descomunal, la situación totalmente imprevisible e incontrolable…  

A pesar de los diversos grados de locura que acostumbran a padecer, el instinto de supervivencia impone a todos los gobernantes, informados o no, abrazar y proclamar sin reservas la hipótesis del origen natural: una transmisión del virus letal desde los murciélagos a los humanos.

Con la aprobación de esta hipótesis se pretende evitar todo debate sobre los orígenes del brote e incluso se llega a tachar de “irrelevante” frente a las urgencias desencadenadas por los efectos producidos en la salud pública. Así nos encontramos todos remitidos, únicamente, al terreno y a las competencias exclusivas de las autoridades sanitarias.



Pero si seguimos con esta segunda hipótesis, resulta bastante irónico descargar sobre los “expertos” científicos la responsabilidad de organizar la vida de las personas cuando son ellos, los científicos, bioquímicos y técnicos, los que han propiciado y permitido la creación del monumental problema. Las manipulaciones genéticas a las que se dedican, que son consideradas entre la comunidad científica como un gran hito de la ciencia moderna, constituyen de facto una brutal intromisión del limitado conocimiento humano actual en el ámbito ampliamente desconocido del origen y de la realidad esencial de los procesos vitales. Y la mayoría de las motivaciones para justificarlas son espúreas, vinculadas a intereses económicos particulares y no al progreso social o humanitario colectivo. Los científicos en general y en particular los que presuntamente crearon el virus, demuestran así que no están en absoluto "preparados para no conocer”, como advierte el Wen Tzu.  


En la profecía de MAAM, la Química y la Técnica son dos personajes, aliados poderosos del bando que promueve la destrucción del universo. La estrecha y necesaria colaboración de los científicos en la elaboración de las armas más sofisticadas, más mortíferas, más letales, a lo largo de los siglos es un hecho evidente, escalofriante y digno de ser seriamente meditado.

Después de lo sucedido, cuando se está convencido de que la vida, la existencia de los genes, del ADN y del ARN surgidos del “caldo primigenio”, es en realidad un hecho fortuito imposible, que solo se debe al puro azar y que su evolución solo obedece a la necesidad: ¿Qué explicación merece la existencia del Covid 19? ¿Con qué argumentos válidos se puede defender todavía la excelencia de la manipulación genética? ¿Cómo queda, el dogma de la supuesta objetividad de las acciones de la Naturaleza? ¿Acaso no sienten los científicos la necesidad de renovar en profundidad su ideario? ¿Acaso no les ha llegado la hora de asumir cabalmente sus responsabilidades, preparándose de una vez para "no conocer"?


Esta segunda hipótesis, de ser cierta, plantea por lo tanto, como problema esencial y de urgente resolución, el papel que deben de tener en la sociedad planetaria, los científicos en general y los químicos en particular. Esta última rama de la ciencia, la química, se ha convertido en las más recientes décadas en productora incansable de miles de agentes patógenos que están causando un estrago considerable entre la salud de todo lo que está vivo: plantas, animales y personas se ven criminalmente afectados por la actividad irresponsable de los químicos. Estos venden su conocimiento y su talento a empresas que los utilizan para producir, por ejemplo, unos productos fitosanitarios que acaban provocando enfermedades entre las personas. Y esas mismas empresas fabrican a continuación los medicamentos destinados a curar estas mismas enfermedades que han provocado… ¿Se puede imaginar un escenario más perverso? ¿Será la aparición del Covid 19 la gota que colme el vaso? ¿Debería de serlo? 

 

Debería: no, rotundamente DEBE SERLO si queremos que la humanidad y el mundo tengan un futuro alentador. La ciencia no debe de ir jamás en contra de la vida, ni tampoco atreverse a interferir en unos procesos naturales que no conoce ni comprende todavía, espoleada como lo está por la Codicia, la Envidia y la Soberbia.


Estos tres últimos conceptos son también personajes que aparecen en la obra de MAAM y juegan un papel devastador como miembros activos del bando destructor del universo. En este bando militan, incluso con inconsciente buena fe, muchos científicos y “expertos” llamados a resolver de la mejor manera posible la apremiante situación sanitaria que nos afecta.  


Es hora de pedirle que despierten y exigir urgentemente, con el máximo rigor y el máximo consenso, la puesta en común de los recursos de todos los laboratorios de nivel 4 para dedicarlos EXCLUSIVAMENTE a la elaboración de una solución segura, eficaz, gratuita y universal, para contrarrestar el Covid 19, así como la paralización cautelar, inmediata y definitiva, de cualquier otro tipo de manipulación genética en todos los niveles de bioseguridad. Y esta primera medida, imprescindible, se debe tomar ya, sea esta segunda hipótesis verdadera o falsa.


La 1ª hipótesis: el virus tiene un origen natural:

 La hipótesis del origen natural es oficialmente admitida por nuestros gobiernos aunque nadie ha podido todavía certificar exactamente de qué manera el virus pasó del animal al ser humano. En cualquier caso queda planteada la cuestión de saber, dentro de los parámetros científicos mayoritariamente asumidos, qué clase de azar ha propiciado la existencia del virus, y qué clase de necesidad ha impulsado tanto su propagación entre los humanos como su asombrosa virulencia y extensión planetaria.

Esta cuestión nuevamente nos enfrenta con la capacidad de la ciencia y de los científicos para "no entender" y todo nos lleva por tanto a revisar en profundidad la premisa de objetividad de la Naturaleza de la que se han apropiado las instituciones de carácter científico así como su desprecio generalizado tanto hacia la cultura pagana aristotélica en particular como hacia las tradiciones filosófica-religiosas en general.


En la obra de MAAM encontramos una rotunda condena de la conducta mayoritaria de los científicos aparejada con una reivindicación plena de la ciencia como instrumento imprescindible para la acción creadora del Arte. Pues el Arte es el único camino para entender lo que no se entiende. Los artistas sí que están "preparados para no entender" y han demostrado ser capaces de dar "una respuesta universal" a muchos problemas que recurrentemente enfrenta la humanidad.

Por eso son muchas las voces que han denunciado en la aparición del virus, una reacción natural de la propia Naturaleza a las múltiples agresiones a la que se ha visto sometida por parte de los humanos. Para muchos científicos, la Naturaleza es un conjunto objetivo indolente, fruto del azar, desprovisto de finalidad concreta y que evoluciona por necesidad. Para los artistas es un ser vivo sensible, un organismo complejo que cumple una función precisa dentro del cosmos y evoluciona como parte diminuta de un universo en constante expansión y transformación. Esta visión de la Naturaleza se nutre también de la ciencia, a pesar de unos criterios científicos establecidos como dogmas perfectamente asimilables a los dogmas religiosos más retrógrados.



La crisis que estamos viviendo es por lo tanto no una simple crisis sanitaria, sino un auténtica crisis de la ciencia que implica una crítica radical del conjunto del conocimiento humano actual cuyo monopolio pretenden detentar los científicos. Y la primera noción que conviene revisar en profundidad es precisamente la de Naturaleza.


En la obra de MAAM la Naturaleza no es otra que la protagonista, la Amarga. Es también el planeta Tierra y como tal, la madre del otro protagonista, Agreste el soñador, arquetipo del ser humano. En consonancia con las tradiciones paganas y los postulados aristotélicos la Amarga, como todos los seres vivos, está dotada de un alma, esta "cosa" y esta palabra que tanto horroriza a los científicos que niegan vehementemente su existencia arguyendo que ellos solo ven en los procesos vitales interacciones químicas y nada más… ¡Qué le vamos a hacer!

Agreste tiene también un alma gemela ideal que no es otra que su amada compañera, la inmortal Crisálida, hija de la Armonía y el Sueño. El drama de la destrucción inminente del universo se manifiesta por el llanto desconsolado de la Tierra mudada en la Amarga, por la separación traumática de Agreste y Crisálida, raptada por el Olvido, por la desaparición del gran señor del Sueño, secuestrado por las Pesadillas y por la misteriosa ausencia de la pareja formada por la Vida Alada y el Ángel de las Transformaciones.  


No hay duda de que estos planteamientos son de difícil asimilación por parte de una comunidad científica tan impedida para otorgar valor alguno a la fuente de conocimiento proporcionado por la literatura poética. Sin embargo, los prejuicios no pueden ser suficientes para negar sin más la importancia de la Poesía en relación con la comprensión efectiva de la realidad de la existencia del ser humano, del mundo y del cosmos. Quieran o no, los científicos no pueden reivindicar para sus propios métodos la exclusividad del "conocimiento verdadero", despreciando cualquier otra vía de investigación de la realidad.

Si aceptamos como válida la hipótesis del origen natural del virus, el hecho de que la Naturaleza haya engendrado un patógeno mortal para el género humano dotado de estas características no es ninguna excepción. Nuestra historia demuestra que la Naturaleza nunca ha mostrado ningún reparo en provocar la muerte de seres humanos, sin importarle sus edades, sexos o condiciones sociales. Ella reparte por igual vida y muerte, engendra o mata con la misma facilidad.

Sin duda he aquí una de las razones por la que, por ejemplo, la tradición religiosa judeo-cristiana-musulmana considera la Naturaleza como la fuente de todos los males, una obra propia, nada menos, del demonio. La ciencia por su parte no se aleja mucho de esta concepción cuando parece considerar a la Naturaleza como un enemigo al que hay que vencer, doblegar o, por lo menos, enmendar y modificar sustancialmente.



Sin embargo otras tradiciones filosóficas-religiosas apuntan al contrario a que la sabiduría consiste en respetar escrupulosamente los procesos naturales y en convivir en perfecta armonía con la Naturaleza. Este postulado constituye por otra parte el fundamento del pensamiento ecológico actual, compartido, hay que reconocerlo, por numerosos científicos en su inmensa mayoría muy reacios, entre otras cosas, a toda manipulación genética de los seres vivos. Es por todo esto que el movimiento ecologista mundial está recibiendo la adhesión de un número creciente de personas, entre ellas también muchos artistas, que, aceptando la hipótesis oficial de su origen, ven en la pandemia que nos azota una consecuencia directa del maltrato infligido a la Naturaleza y estrechamente ligada a otros muchos fenómenos como el "cambio climático" o la aniquilación de la fauna salvaje.

En cualquier caso esta primera hipótesis del origen natural del virus nos sitúa inexorablemente frente a la urgente necesidad de encontrar un modo armonioso de convivir con la Naturaleza, que nos engendró y de la que, inevitablemente, somos parte.


Las aportaciones de la obra de MAAM:

 Centrándonos ahora en el terreno de la Poesía Épica que cultiva MAAM en su obra, se puede decir que hay una palabra clave de la que arranca toda respuesta universal al problema que estamos tratando. Esta palabra designa a un personaje que es también, como corresponde al Arte poético, un concepto: Armonía. Se trata de un concepto transversal, propio tanto del Arte como de la Ciencia, que sustenta todo acto de creación verdadero. Todos sabemos que, en cualquier ámbito, cuando se pierde la armonía, surgen los problemas y que cuando se restablece afloran las soluciones.

 Por eso, en el poema de MAAM, cuando la Amarga (Naturaleza) entra en crisis y en consecuencia Agreste (humano) se encuentra brutalmente separado de su amada Crisálida (Alma), es la Armonía la que recoge el cuerpo maltrecho de Agreste y lo conduce en presencia de los máximos responsables celestiales de la Vida, la pareja formada por el Gran Mago Sideral y la Soledad Primera. Estos identifican como causa principal del trastorno que afecta al universo, la desaparición de la Vida Alada y de su compañero el Ángel de las Transformaciones que achacan a la todopoderosa Tiniebla Primigenia.  


Seguidamente mandan a Agreste y a la Armonía al rescate a los desaparecidos viajando hacia el caos. En esta operación contarán, entre otros, con la estrecha colaboración de la Pureza, del Tiempo y del Nuevo Arte. Acudirán también los Seres Soñantes, los Artistas y los Navegantes Celestes, todos ellos miembros presentes y pasados de la estirpe creada por Agreste y Crisálida. Juntos librarán el combate contra la Tiniebla Todopoderosa y sus secuaces, dotados con las armas que les proporcionan personajes tales como Primpana (Princesa de las Palabras Nacientes), Azur (Príncipe de las etéreas melodías), Comoes (Príncipe del Color) o Gucali (Guardiana del Candelabro Lírico).



El segundo acto de la obra, titulado: "Viaje de los Seres de la Luz hacia el Caos. Rescate del Ángel de las Transformaciones" es el relato de los numerosos acontecimientos de esta expedición que resultará finalmente triunfante. A continuación, el Nuevo Arte, a la sazón nuevo amante de la Tierra, capitaneará la fase final del proceso que desembocará en lo que anuncia el título del tercer y último acto: la recomposición del universo y el salto evolutivo de las Zonas Planetarias, cuna de Agreste y de su estirpe de seres soñantes.

Con los pocos elementos aquí resumidos se puede deducir que frente a esta crisis provocada por el Covid 19, las que la precedieron y las que le sucederán, la humanidad se encuentra abocada a nada menos que a un trascendente salto evolutivo. Esta es la visión profética de la poeta MAAM, descrita y redactada en las últimas décadas del siglo XX.

No hay duda de que esta visión puede ser considerada, por los escépticos que comparten las ideas del biólogo francés Jacques Monod, como pura fantasía producto de la vieja cultura antropocéntrica que considera que la Naturaleza posee una esencia proyectista o finalista.

Sin embargo para las mentes que no comparten el rigor intelectual, por no decir el fanatismo, de la ortodoxia científica, que albergan espíritus capaces de reconocer y aprovechar tantos los logros de la ciencia como los méritos del Arte poético, la obra de MAAM abre una vía muy válida para formular una respuesta universal al acuciante problema que afronta actualmente la humanidad.

En el Taller de Arte Vimaambi, como parte del legado de MAAM, nos sentimos con el deber ineludible de difundir el contenido de su obra, ayudar a que llegue a cumplir con su cometido, poniendo de relieve el interés de su aportación póstuma, para la resolución necesaria del asunto que nos ocupa.  

Estamos seguros que una lectura atenta de la obra "El llanto de la Amarga o las aventuras de Agreste a través de los mundos" procurará clarificar la articulación de los numerosos elementos que confluyen en esta imponente crisis y proporcionará así valor y esperanza a los seres soñantes que somos, condenados y decididos a ser libres en nuestros actos y pensamientos.

Ese es el único objeto y la intención sincera de este texto. ¡Esperamos que lo aprovechen!


Granada noviembre de 2020.