Friday, August 30, 2024

LA SOCIEDAD PLANETARIA: PERSPECTIVAS FUTURAS


Desde el final del siglo XIX y coincidiendo en el tiempo con el nacimiento de la cinematografía, la emergencia de una sociedad planetaria es una realidad histórica ineludible que no puede dejar a nadie indiferente. 
Desde entonces, esta sociedad está en construcción. Es un proceso permanente, laborioso, sumamente conflictivo, que acumula tremendos enfrentamientos entre los diversos grupos humanos que lo protagonizan, hasta el punto de aparecer todos ellos como totalmente desnortados y por tanto incapaces de entender la naturaleza profunda de un proceso inevitable.
Este texto es un intento de arrojar algo de luz al respecto, desde el punto de vista último del Arte y de la Ciencia, dos ámbitos que conforman los pilares esenciales de la totalidad del conocimiento humano, revelando con precisión la dirección seguida por la evolución constante de la humanidad.


UNA SOCIEDAD PLANETARIA EN CONSTRUCCIÓN

La primera referencia para definir lo que es una sociedad es la de un conjunto de individuos que conviven bajo normas comunes. La segunda característica destacable es la idea de cooperación necesaria entre estos individuos, algo que se deriva directamente de la etimología de la palabra misma, procedente del sustantivo latino socius ("camarada, amigo, aliado").
 
Por tanto, la tarea de construcción de una sociedad implica la colaboración entre todos sus miembros  para elaborar, juntos, normas comunes de convivencia... y atenerse a ellas. Es toda la humanidad la que no tiene mas remedios que convivir en el planeta. Esta tarea empezó, institucionalmente, con el establecimiento, por parte de representantes de los principales estados colonialistas del momento, de una corte de arbitraje para tratar conflictos internacionales, a finales del siglo XIX. 




En efecto, como señalamos en anteriores textos publicados en este blog, es la  Corte Permanente de Arbitraje de La Hayacreada en 1899, la que puede ser considerada como el primer embrión institucional de esta sociedad. A partir de la constitución de esta Corte, a continuación y en paralelo, se han ido desarrollando, con el paso del tiempo, varias instituciones internacionales, encaminadas a dotar de estructuras operativas esta sociedad. Actualmente se puede decir que es la ONU, con todas las instituciones relacionadas, la organización que impulsa en gran medida este proceso.

Sin embargo de momento, no se ha llegado a articular con claridad y contundencia estas normas comunes, necesarias, bajo las cuales el conjunto de la humanidad está llamada a convivir. Por eso decimos que la sociedad planetaria, aunque siendo una realidad emergente, está todavía en proceso de construcción. Y solo llegará a ser plenamente una sociedad el día en el que estas normas se promulgan, queden aprobadas y aplicadas por todos los actores protagonistas de este proceso de construcción.


LOS PROTAGONISTAS DEL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN

El conjunto de individuos que conviven actualmente en la sociedad planetaria, está enmarcado en una multitud de sociedades parciales: locales, nacionales, regionales, multinacionales, regidas cada unas por normas especificas muy dispares, que suelen reflejarse en las distintas disposiciones jurídicas ligadas a un ámbito territorial determinado,  en su origen principalmente de carácter estatal, luego desarrolladas a través de tratados, convenios y convenciones interestatales.

Con la evolución constante de unas relaciones transnacionales que alcanzan e implican a todas las sociedades del planeta, precisamente desde el apogeo del colonialismo en el siglo XIX, ha ido surgiendo el concepto de "derecho internacional", que se presenta a su vez como primer embrión de estas normas comunes para todos, llamadas a ser explícitamente formuladas. 



Para muchos especialistas sin embargo, este supuesto derecho internacional, dista mucho de ser un ordenamiento jurídico eficiente, ya que se basa esencialmente sobre la interpretación de una serie de convenios suscritos voluntariamente entre distintos gobiernos, a lo largo de los años, en ámbitos diversos y dispares.

Por tanto, de hecho, los estados y sus respectivos gobiernos son los primeros protagonistas del proceso de construcción de la sociedad planetaria. En la actualidad, es en los distintos organismos de la Organización de las Naciones Unidas, que agrupa unos 194 estados, donde se originan las iniciativas tendentes a armonizar los componentes de una jurisdicción universal. Pero todo se hace fundamentalmente en forma de recomendaciones a los estados miembros, ya que las resoluciones de la Asamblea General no tienen un carácter vinculante y las que emanan del Consejo Permanente de Seguridad o de la Corte Internacional de Justicia, cuando pretenden tenerlo, son frecuentemente ignoradas por los interesados.

Por otra parte, no es nada raro que estos mismos estados alteren o renuncien a su adhesión a convenios y tratados, en función de los aleas de su política interna, con los consecuentes cambios de gobiernos que afectan a todas las naciones. Y en cada una de ellas podemos observar que son, claramente, los postulados mas radicales de la ideología nacionalista, los que frenan e impiden un progreso armonioso del proceso de construcción de la sociedad planetaria.


EL PROBLEMA DE LA IDEOLOGÍA NACIONALISTA

No hay ninguna sociedad donde no se sacralice el sentimiento nacionalista, patriótico, como elemento imprescindible, vertebrador de la cohesión social. El "amor a la patria", el apego a "las tradiciones", la exaltación de las diversas "señas identitarias", son valores presentadas como incuestionables e inculcadas a cada generación como referentes vitales esenciales. De todas estas ideas, de todos estos sentimientos, se nutre la ideología nacionalista que, en sus formas mas radicales, conforma unas actitudes xenófobas, sectarias y excluyentes, fuentes de discriminaciones diversas en el seno de cada sociedad.

Más allá de esto, la ideología nacionalista, en las relaciones internacionales, encubre el afán hegemonista de los círculos de poder con mayor pretensión planetaria, en particular en el seno de los estados más poderosos, imbuidos todos de un persistente sentimiento de superioridad. Una pretendida defensa de la "seguridad nacional" se convierte así en el pretexto idóneo para implementar una serie de medidas, discriminatorias o represivas, al servicio de intereses espurios. 



Para avanzar en el proceso de construcción de la sociedad planetaria es por tanto necesaria una decidida relativización de estos planteamientos ideológicos, para adecuarlos a la realidad social presente en la actualidad a lo largo y ancho del planeta. Esta realidad evidencia la multiplicidad y la diversidad de los referentes culturales en el seno de cada sociedad, reflejos de la diversidad planetaria, fruto de las constantes migraciones, de la imbricación exponencial de los intercambios de toda naturaleza entre pueblos y en definitiva, de una evolución global irreversible de la movilidad.

Los referentes culturales son vehiculados por los artistas del nuevo Arte. En cada sociedad local, los nuevos artistas poseen todos una conciencia global de la realidad, que impregna su obra y en consecuencia la cultura propia de su comunidad. De este modo, con el desarrollo imparable de las nuevas tecnologías de creación y de comunicación, es todo el planeta que entra a formar parte del horizonte vital de las personas, sea cual sea la sociedad en la que viven, contribuyendo así a la relativización de los postulados nacionalistas. 

Bien es sabido que no se puede amar lo que se desconoce. Durante muchos siglos todos los seres humanos solo han podido conocer una parte ínfima del planeta. Las tierras de su pueblo, como mucho el territorio abarcado por su comunidad lingüística y los miembros de la misma conformaba el universo donde transcurría la integralidad de la vida de la mayoría de los individuos. Y todo lo demás, lo desconocido, lo lejano, lo extraño, lo diferente, ha sido sistemáticamente demonizado, socialmente rechazado, como lugar de procedencia por excelencia del mal y de alguna amenaza potencial. Por desgracia, este fundamento espiritual muy primitivo perdura todavía en la ideología nacionalista en todas sus variantes.

Sin embargo la evolución imparable del Arte, de la Ciencia y del conocimiento en general, ha permitido que en este siglo XXI, cualquier ser humano que se lo propone puede llegar a tomar conciencia de la totalidad el planeta, viajar a prácticamente cualquier punto del globo, aprender de todas las culturas y compartir ideas, pensamientos, conocimientos, sentimientos, con cualquier semejante. Se trata, sin duda alguna, de una abertura irreversible del horizonte existencial del ser humano. La humanidad, por fin, parece alcanzar el punto anhelado por los utopistas anarquistas del siglo XIX, que formularon la sentencia: "mi patria es el mundo, mi pueblo la humanidad". Desde la estación espacial internacional, todos los astronautas están imbuidos por el profundo sentimiento de unidad que implica la disolución de unas fronteras artificialmente creadas por los estados.

Y esto sucede por una sencilla razón, que ningún credo nacionalista puede anular: es que efectivamente, cualquier ser humano puede llegar a amar al mundo como a su propia patria, a la humanidad como a su propio pueblo. Se plantea así, en la conciencia colectiva de las nuevas generaciones y a pesar de ciertas resistencias particularmente feroces, el progresivo declive de la retrograda ideología nacionalista. En las mentes más lucidas y conscientes de la dinámica evolutiva imperante, se  advierte el avance irreversible de los planteamientos de una ideología internacionalista cuya existencia ha transcurrido históricamente en paralelo a la de la ideología nacionalista.


PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LA IDEOLOGÍA INTERNACIONALISTA

Es en 1864 que se constituye la que muy probablemente es la primera  organización internacionalista. Es una organización no-gubernamental, fundada por activistas del movimiento obrero, en lucha contra el capitalismo, el imperialismo, el colonialismo y el nacionalismo. Hablamos de la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), conocida como Primera Internacional, en el seno de la cual se produjeron históricos debates, entre partidarios de dos grandes teóricos del movimiento obrero: Karl Marx y Mijaíl Bakunin.



De la misma manera que se observan muchas variantes de la ideología nacionalista, en función del uso que hacen de ella determinados círculos de poder, la ideología internacionalista presenta, según tiempos y lugares, interpretaciones muy variables. Todas sin embargo parten de una misma aprehensión de la realidad : el mundo es uno y la humanidad es una, mas allá de su evidente diversidad.

De alguna manera se puede considerar que, en el presente, la ONU es la principal organización institucional de carácter internacionalista. Así, en el preámbulo de su carta fundacional, publicada en 1945, se compromete:

"... a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos...". 

79 años después, a la vista de los mas de 50 conflictos armados que azotan actualmente al mundo, solo se puede constatar que los postulados esenciales de esta declaración, no han sido asumidos por todos, o ninguno, de los gobiernos de los estados que la suscribieron.

Por tanto queda claro que la primera meta, de cara al futuro, para los valedores de la ideología internacionalista, es sencillamente la de lograr la plena implementación de los mandatos de la Carta de la ONU, como ejercicio básico de coherencia democrática, por parte de los gobiernos de los estados, que son los protagonistas del proceso de construcción de la sociedad planetaria.




Este cometido es responsabilidad en primer lugar de los 5 países más influyentes, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a vetos: EEUU, Federación Rusa, China, Reino Unido y Francia. Como líderes mundiales corresponde a sus gobernantes liderar el proceso de construcción de la sociedad planetaria. Ha llegado la hora de movilizar la sociedad civil para exigirles que lo hagan, alejándose de los planteamientos nacionalistas, sin hipocresía, de manera eficiente, por coherencia y respecto a la voluntad del amplio conjunto de la humanidad.


BLOQUEO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD PLANETARIA

Para que los protagonistas consigan avanzar en la construcción de esta sociedad, es absolutamente necesaria una voluntad política clara en este sentido, inequívoca, por parte de los gobiernos de los 5 países mencionados anteriormente. Se trata sencillamente de elaborar  una visión compartida de futuro político para el conjunto de la humanidad, sobre la base de un ordenamiento jurídico solido, consensuado, aprobado y respectado por todos: es decir establecer como vinculante un autentico Derecho Internacional.

Sin embargo, como todo el mundo sabe, este grupo de 5 países, está actualmente profundamente dividido entre dos bloques claramente enfrentados: EEUU, Reino Unido y Francia por un lado, versus Rusia y China por otro. Mientras perdure este enfrentamiento estéril, no habrá posibilidad de avanzar decididamente en la construcción de la sociedad planetaria y seguirán los conflictos, sin viso alguno de resolución.

Cabe recordar sin embargo que la posición que ahora ocupan estos 5 estados se debe a que fueron, en algún momento, aliados. En el curso de la segunda guerra mundial, juntos derrotaron a países como Alemania, Japón e Italia, países ahora firmes aliados del bloque occidental. Nada mas finalizar la guerra, en 1945, estos vencedores impulsaron juntos la ONU. Pero enseguida debutó un enfrentamiento entre EEUU y la entonces Unión Soviética liderada por Rusia, en lo que se conocerá como "guerra fría". Quedó así en evidencia que los postulados internacionalistas, claramente expresados en la Carta fundacional de la ONU, frutos de la conmoción que produjo la barbarie desatada durante los 6 años de guerra y ampliamente respaldados por la población mundial, quedaron desde el inicio en papel mojado, para los gobernantes de muchas naciones. 


El internacionalismo propio de la ideología comunista soviética, compartido por el gobierno chino de Mao Tse Tung, constituido en 1949, chocó frontalmente con la voluntad hegemonista del capitalismo anglo-sajón y de sus aliados ideológicos. En efecto, el componente ideológico globalista de estos últimos se sustenta sobre alianzas militaristas diversas, integración económico-financiera referenciada en el uso del dólar estadounidense y el desarrollo de una cultura universal asociada al uso generalizado del idioma ingles... De aquí su evidente finalidad hegemonista.

En la actualidad las relaciones entre los dos bloques, lejos de mejorar, parecen estar a punto de alcanzar un nuevo estado de crisis especialmente peligroso, acercando incluso la amenaza de una tercera guerra mundial que la humanidad no se puede permitir.

A pesar del falso argumento que atribuye un afán imperialista al gobierno ruso a raíz de la guerra en Ucrania, parece claro que la principal responsabilidad de esta preocupante situación recae indudablemente sobre el fallido liderazgo mundial ejercido, durante todos estos años, por los EEUU. En efecto, que se comparta o no la implementación de la cultura política desarrollada por la ideología comunista, por la extinta Unión Soviética o por la actual República Popular de China, justo es de constatar que son los EEUU y sus aliados los que no han cesado en su política agresiva hacia estos dos países, a lo largo de mas de 7 décadas.



Al contrario de la política exterior estadounidense, caracterizada por un discurso público de defensa de las libertades y de los valores democráticos, acompañado de una injerencia directa y sistemática en los asuntos internos de la práctica totalidad de los países del mundo, la orientación fundamental de la política exterior, tanto de Rusia como de China, ha sido y sigue siendo, de defensa a ultranza de su propia independencia, de propuesta de una coexistencia pacifica, ejerciendo a la vez una firme oposición a las pretensiones hegemonistas del conjunto de países capitaneados por EEUU, claramente constatables en los tres aspectos fundamentales de las relaciones de poder: militar, económico-financiero y mediático-cultural. 

No hay en consecuencia una responsabilidad compartida por igual entre los dos bandos enfrentados en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU. Lógicamente esta responsabilidad solo es imputable al miembro más poderoso, desde su fundación y hasta el día de hoy, de la organización: los Estados Unidos de América, y solidariamente, a todas las naciones que, por diversas razones y circunstancias, secundan activamente su política exterior.

Esta realidad está resultando cada día más obvia para los gobiernos de una mayoría de países miembros de la ONU, que acogen con agrado la propuesta de "comunidad de futuro compartido", formulada por el líder chino Xi Jinping, y participan de las diversas iniciativas asociadas, en términos económicos, medioambientales y culturales. Esta misma realidad es la que está propiciando el diagnostico generalizado de "decadencia global del liderazgo occidental" que pone en evidencia la necesidad urgente, que tiene el bloque occidental, de reconsiderar en profundidad su actuar en el seno de la sociedad planetaria.


LA NECESARIA RENOVACIÓN IDEOLÓGICA DE OCCIDENTE

Frente a la loca amenaza, planteada cada vez con mas frecuencia por distintos círculos de poder occidentales, de estallido de una nueva guerra mundial, de tremendas consecuencias e incierto desenlace, conviene apelar una y mil veces a la cordura, a una amplitud de miras y a la responsabilidad, de todos los gobernantes.

La ideología capitalista liberal, que caracteriza la cultura política de occidente, coloca la economía, entendida como fuente inagotable de beneficios financieros, en el corazón de toda la actividad política institucional. En la practica totalidad de las decisiones políticas, el criterio económico es el determinante. Así, en los países occidentales, los círculos de poder económico-financieros prevalecen, condicionan o directamente subordinan, los círculos de poder políticos, institucionales (legislativos, ejecutivos, judiciales) y por supuesto, por pura necesidad, los poderes mediáticos-culturales.

Uno de los ejemplos más elocuente de esta realidad es, sin duda alguna, la decisiva influencia que ejerce sobre la política y los medias estadounidenses, los accionistas del gigantesco complejo industrial militar de aquel país. Cuentan con corporaciones que manejan presupuestos muy superiores a los de la mayoría de los países del mundo. Y, obviamente, la prosperidad de este importante sector industrial depende en su totalidad de la perpetuación de los conflictos armados, a lo largo y ancho del planeta, tarea que queda encomendada al desarrollo de la política exterior del gobierno. Bajo el pretexto siempre proclamado de "defender las libertades y la democracia", el poder militar se pone al servicio de una política hegemonista de sumisión económica y cultural de la totalidad del planeta. 

He aquí el principal circulo vicioso que occidente debe de romper definitivamente para iniciar su renovación ideológica. Y sin embargo, peligrosamente, estamos asistiendo a un proceso totalmente opuesto, de desarrollo sin precedente de los presupuestos y gastos militares, en todas partes. Una decisión que los políticos occidentales no dudan en justificar con el manido y pérfido argumento, formulada en Roma al final del siglo IV, que reza: "Si deseas la Paz, prepárate para la Guerra". 

Cuesta mucho entender tal magnitud de ceguera ideológica entre unas élites políticas occidentales que aparecen, de facto, como totalmente subyugadas por los círculos militares mas estrechamente ligados a ciertos intereses económico-financieros, en contra del sentir mayoritaria de las poblaciones que pretenden, "democráticamente", representar.

Los lideres y en general el conjunto de las élites occidentales, se deben de considerar cabalmente la emergencia irreversible de un mundo multipolar, y asumir que las naciones occidentales nunca mas podrán seguir ejerciendo el papel protagonista que han tenido y disfrutado, a lo largo de los últimos siglos, ni siquiera desatando, desesperadamente, un nuevo conflicto de dimensiones planetarias.

De este ejercicio de renovación ideológico, basado en una comprensión profunda de la dinámica internacionalista que impulsa la construcción ineludible de la sociedad planetaria, depende inevitablemente la bondad del futuro que espera a las poblaciones del hemisferio occidental.


ASPECTOS IDEOLÓGICOS DEL BLOQUE ORIENTAL

En el "bloque oriental", chino-ruso, destaca sin duda el asombroso éxito que está cosechando la gestión del liderazgo ejercido por el Partido Comunista de China, desde su ascensión al poder en 1949. Se trata de un hecho universalmente reconocido.

En occidente, muchos analistas coinciden en atribuir gran parte de este éxito al abandono, por parte del PCCh, de la ortodoxia marxista en materia económica, iniciado al final de la década de los años 70 del pasado siglo, bajo el mandato de Deng Xiaoping. Sin embargo parece muy discutible la afirmación de que, desde entonces, "China es un país capitalista", incluso cuando se matiza añadiendo "… en lo económico".
 


En efecto, si bien es cierto que las reformas económicas implementadas incorporan medidas propias de la economía capitalista occidental, hay un aspecto fundamental que marca una diferencia incontestable y no es otro que la subordinación de los poderes económicos al poder político, cosa que, como acabamos de señalar, no suele suceder en el ámbito occidental.

Esta primacía absoluta del poder político sobre los demás centros de poder, militares, financieros y mediáticos, se advierte también en la actual Federación Rusa gobernada por el presidente Putin. Es un hecho de carácter cultural, seña de identidad del bloque oriental, cuyo origen pertenece en gran medida a la ideología marxista del PCCh y de la extinta Unión Soviética, que atribuye el monopolio del ejercicio del poder a las instituciones del estado. 

En este ámbito ideológico es toda la actividad, publica y privada, que queda subordinada a las decisiones políticas del gobierno, dibujando así el carácter "autoritario" que se atribuye, desde la perspectiva occidental, a los regímenes del bloque oriental.

Las consecuencias de esta praxis del poder, afectan a la totalidad de la vida de las personas, su libertad de movimiento, de emprendimiento o de expresión, por conllevar la persecución de toda actitud contraria a las decisiones tomadas por el gobierno y trasladadas al ordenamiento jurídico, muchas veces sin previo debate público verdaderamente transparente. Se antepone siempre a la libertad individual, la responsabilidad colectiva, tal como queda establecida por los actores del poder político. No queda espacio útil para cualquier forma de disidencia u oposición, ni individual ni colectiva. 



Sin embargo es preciso reconocer que cuando las decisiones políticas adoptadas son socialmente acertadas, favorecen el desarrollo económico y el bienestar general de la inmensa mayoría de la población, esta forma de gobernar se revela como tremendamente eficiente para alcanzar los objetivos fijadosLas protestas populares son escasas, atentidas con rapidez cuando se estiman legitimadas, duramente reprimidas cuando se estima que no lo son. Reina el orden y la seguridad de las personas, estadísticamente muy por encima de los niveles alcanzados en los países occidentales autodenominados democráticos. Es, sin lugar a duda, lo que viene evidenciando la gestión desarrollada, a lo largo de los años, por el PCCh.                                                                                              
Así las cosas, no hay duda de que, tanto los países del bloque oriental como los del bloque occidental, deben de encontrar la manera de avanzar juntos en una misma dirección, para lograr el establecimiento de una sociedad planetaria armoniosa y respetuosa de la diversidad cultural esencial, propia del conjunto de la humanidad. Y aunque asombrosamente ignorada, burlada y menospreciada,  esta dirección está ya sin embargo claramente establecida desde el final del siglo XVIII, reafirmada, actualizada y concretada al poco de finalizar la segunda guerra mundial... solo queda valorarla, seguirla con firmeza, sin titubeos.


PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD PLANETARIA

Como señalábamos al empezar este texto, toda sociedad se compone de un conjunto de individuos que rigen su convivencia en base a unas normas comunes. Al día de hoy las únicas normas claras que han sido suscritas por todos los protagonistas de la construcción de la sociedad planetaria, los estados miembros, son las que recoge la "Declaración Universal de Derechos Humanos" aprobada por la ONU, organización internacionalista, en 1948.



Son unos principios que, inspirados en la primera "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" promulgada por la Asamblea Nacional francesa en 1789, adquieren un carácter universal y están siendo llamados a orientar las normas de convivencia en el seno de la sociedad planetaria. Por tanto, tienen que estar plenamente asumido por todos y en primer lugar por los gobiernos de los estados mas poderosos, independientemente de su cultura política.

Sobre el papel, todos los países miembros de la ONU se adhieren a los 30 artículos formulados en esta declaración. Sin embargo, en la realidad cotidiana, reflejada en las disposiciones jurídicas y en las sentencias judiciales pronunciadas en cada estado, ninguno aplica estrictamente las directrices que esta declaración recoge. En 155 países la violación de estos derechos es incluso preocupante, según acreditan varias asociaciones de defensa de los derechos humanos. ¡Son mas de las 3/4 partes de los estados miembros de la ONU! Claramente, esta realidad no se corresponde en exclusiva con regímenes "autoritarios" sino también con países "democráticos"incluido los propios Estados Unidos de América.

Es hora de que esta situación insoportable deje de prevalecer. Los estados, todos los gobiernos de los estados, deben de empezar a priorizar, en cada unas de sus actuaciones, el cumplimiento estricto de la declaración universal de derechos humanos de la ONU.

En este sentido, como primera medida urgente, se impone una revisión exhaustiva de todas y cada una de las jurisdicciones estatales para desterrar de ellas cualquier disposición contraria a los principios enunciados en la Declaración.

La segunda sería colocar, en todas parte, la enseñanza de los derechos humanos en el centro de la educación de las nuevas generaciones. Muy por encima de la enseñanza de los valores patrióticos o religiosos, que siguen siendo en la actualidad las principales fuentes de adoctrinamiento, responsables de la mayoría de los conflictos en el seno de la sociedad planetaria. Estos valores no son en esencia incompatibles entre si sino, al contrario, perfectamente complementarios. La Declaración reconoce y pide explícitamente el respecto, tanto al derecho a la libertad religiosa o ideológica, como a la singularidad cultural propia de todas las patrias. Simplemente rechaza claramente cualquier superioridad de unas respecto a las otras y proclama la igualdad intrínseca de los derechos de todas y cada una, en el ámbito planetario.

No hay duda de que para implementar estas tareas ineludibles, se debe de plantear una reforma profunda del funcionamiento actual de la ONU para dotar a la organización de una potestad de la que adolece en la actualidad. Esta es la senda a seguir de cara al futuro, la única posible, impuesta por la evolución inherente al desarrollo de una humanidad condenada a construir la sociedad planetaria. Y es del todo preciso evitar, por todos los medios, que la realización de este objetivo fundamental sea finalmente alcanzada al termino de una nueva guerra mundial, que demasiados círculos de poder irresponsables se atreven a plantear como poco menos que inevitable. Solo la movilización ciudadana y una presión constante, ejercida por las comunidades artísticas y científicas, sobre los círculos de poder, en cada estado, puede lograr este avance decisivo en la construcción de nuestra sociedad planetaria.

Vincent J.M. Biarnès - 2023




Monday, January 8, 2024

ASESINOS DESATADOS EN PALESTINA

¿ASESINOS?... SI, ¡ASESINOS!


¿Qué añadir de nuevo, a la ingente cantidad de comentarios propiciada por los acontecimientos, que se suceden en Palestina desde el pasado día 7 de octubre ?

Muertos y más muertes que se añaden, se acumulan, minuto a minuto. Los asesinos están desbocados y sólo se puede esperar que les alcanza algún día el cansancio o el empacho... Mientras tanto, ¿Hay sitio para más palabras? 

Y sin embargo algo habrá que decir para intentar alumbrar algún tipo de horizonte racional que permita detener la locura asesina. Con este objetivo, la primera pregunta que se me ocurre plantear es la siguiente:

¿Cómo se puede convertir, de repente, tanta gente en asesinos? Porque no hay duda de que cada uno de los miles de muertos ha muerto a mano de un asesino, amparado por algún "autor intelectual" que también se debe de denunciar como asesino, ya que ambos actúan con clara y decidida intención de matar... Y esta es la estricta definición de la palabra. 


LOS HECHOS


El día 7 de octubre, cientos de milicianos palestinos, salieron de la franja de Gaza con sus armas y se dedicaron a matar de forma salvaje, cada uno de ellos, a ciudadanos israelíes, militares, civiles, niños, mujeres y ancianos. En respuesta a estos hechos brutales, las tropas del ejercito israelí, soldados del Tsahal y miembros de los cuerpos de seguridad, desencadenaron una lluvia de fuego sobre el territorio de la banda de Gaza, provocando la muerte de miles de ciudadanos palestinos tanto milicianos como civiles, niños, mujeres y ancianos. Todos estos muertos han sido asesinados por personas que esgrimen con convencimiento la "legitimidad" de sus actos, siguiendo instrucciones directas de sus respectivos lideres y gozando incluso del apoyo incondicional de la mayoría de los miembros de sus comunidades. 

UN PAR DE INCONGRUENCIAS


Para aplaudir de esta forma a unos asesinos convictos, ¿no será que estas comunidades aparecen como secuestradas, utilizadas y manipuladas, por unos dirigentes criminales, responsables de unas instituciones que presumen de ser democráticas, ya que todos, palestinos como israelís, ocupan sus puestos como consecuencia de algún proceso electoral? ¿O no? Vemos por tanto cómo, con aparente plena normalidad,  el principio democrático se pone al servicio de los asesinos. Es una realidad que, no siendo desde luego nada nueva, merece sin embargo de ser señalada como lo que debería de ser una primera incongruencia, ya que: ¿Cuál es el valor de la democracia cuando sirve para aupar al poder a criminales asesinos?

Por otra parte estos asesinos, en particular los lideres, proclaman todos su inquebrantable fe religiosa. Tanto unos como otros revindican, entre otras, las enseñanzas de un tal Moisés, universalmente conocido por haber formulado diez "mandamientos divinos", entre los que se encuentra el quinto, que reza sencillamente: NO MATARÁS. ¡No matarás! les ordena su Dios... Entonces: ¿Porqué matan? ¿Cómo puede un creyente declarado actuar como un asesino? He aquí por tanto una segunda incongruencia, básica, suficiente para deslegitimar definitivamente tanto los numerosos creyentes como las diversas instituciones religiosas que amparan sus acciones. En efecto: ¿Cuál es el valor de la religión cuando sirve para ensalzar a criminales asesinos?


UN MOVIMIENTO NACIONALISTA E ISLAMISTA QUE RECHAZA LA EXISTENCIA DE ISRAEL


¿Quiénes son los milicianos palestinos que perpetraron la demencial masacre del día 7 de octubre?

La mayoría son jóvenes, veintañeros o treintañeros, han crecido bajo la ocupación israelí, entre sucesivos episodios violentos, viven condenados sin remedio a una vida en semi-libertad, sin otro horizonte posible que una constante humillación y una perpetua marginación. El odio, la rabia y la frustración, que está situación inhumana les produce, los predisponen claramente a cometer los actos propios de un asesino fanatizado. 

Aunque fervientes musulmanes, no actúan por motivos estrictamente religiosos sino, ante todo, pretenden revertir la ocupación de los territorios palestinos por parte del estado de Israel. Pero no cabe duda que, a nivel personal, lo hacen sobre todo en un intento desesperado por dar algún sentido a su vida, convirtiéndose en héroes o mártires de la causa palestina... por medio del asesinato.

Sin embargo cabe  preguntar a los que los instruyen: ¿Qué clase de estrategia enrevesada puede dar por válida semejante masacre, para lograr la liberación de unos territorios usurpados? ¿Cómo se puede pensar que provocar reiteradamente el terror de la población israelí puede servir para que está renuncie a vivir en Palestina? Después de casi un siglo de ocupación, de continuos enfrentamientos armados, de una multitud de asesinatos y de hechos violentos, solo han crecido el sufrimiento del pueblo palestino, la extensión del territorio ocupado por el estado de Israel y la arrogancia perversa de los dirigentes sionistas. La inteligencia parece aconsejar no empeñarse en una vía estéril, que sólo ha procurado resultados nefastos para cinco generaciones de palestinos, y buscar urgentemente una forma radicalmente nueva de asegurar un futuro digno para todos y cada uno de los habitantes de Palestina.


ISRAEL: UN "ESTADO DEMOCRÁTICO" LIDERADO POR ASESINOS


¿Quiénes son los soldados del ejercito israelí?

Para contestar a esta pregunta conviene tomar en consideración varias realidades. 

Por un lado, es muy probable que no exista en el mundo algún país que no albergue una comunidad judía e Israel, cuya existencia se debe a la ideología sionista, es el único estado judío del planeta. Dentro de este marco, Tsahal se define como el ejercito de todos los judíos. De allí que sus efectivos provienen de cualquier parte del mundo. Todos acuden a Israel con la voluntad de "defender" su pueblo de los continuos ataques de unos "terroristas palestinos", que rechazan la creación, en 1948, de un estado que niega su identidad y sus derechos mas elementales. 


Por otro lado es preciso recordar que, sin embargo, no todos los judíos comparten la ideología sionista, como tampoco todos los sionistas son exclusivamente de ascendencia judía, por razones económicas y geopolíticas que trascienden el estricto carácter identitario de la ideología. Esta realidad choca frontalmente con el discurso de los dirigentes israelís que tratan siempre de ocultarla, que tachan, sistemáticamente, de antisemitismo, cualquier opinión contraria a sus actuaciones, que se erigen como únicos líderes del pueblo judío y pretenden abusivamente monopolizar su representación.

Sin embargo es tiempo, para estos dirigentes sionistas, de reconocer que, 85 años después de la proclamación del estado de Israel, en ningún momento ha resultado ser un refugio seguro para el pueblo judío. La sociedad israelí siempre ha vivido, vive y seguirá viviendo, mientras no se resuelva el conflicto, bajo la amenaza de las acciones violentas de la resistencia palestina. La juventud está ampliamente militarizada, obligada a cumplir con un servicio militar de 3 años para los varones y 2 años para las mujeres antes de pasar a formar parte de la reserva. En el día a día y para la mayoría de la población, el sueño sionista de hogar seguro está resultando ser una auténtica pesadilla. La descomunal matanza que las fuerzas israelís están llevando a cabo en Gaza, lejos de conseguir los objetivos proclamados de acabar con Hamas y las milicias palestinas, no hace mas que reforzar el odio y el deseo de venganza entre una población palestina desesperada a mas no poder. Asombra al mundo entero el nivel de crueldad, de ceguera persistente y de creciente locura paranoica que embarga la mente de los dirigentes sionistas. 


PERSPECTIVAS HISTÓRICAS


Como todo el mundo sabe, es la materialización del ideal sionista, la creación del estado de Israel, el origen de todo el conflicto que hoy en día presenciamos. La materialización de este ideal sobrevino en un momento histórico muy concreto, el final de la segunda guerra mundial y la consecuente revelación de la Shoah, el demencial holocausto desencadenado por el nacional-socialismo hitleriano. Estas circunstancias facilitaron en gran medida la aceptación, por parte de los círculos de poder internacionales, de los postulados sionistas de creación de un estado, "hogar para los judíos", en Palestina. 

Sin embargo, esta realidad histórica enlace con otra, la del estatuto del territorio palestino, que se enmarca dentro del fenómeno colonial. Desde el siglo XVI, el territorio formó parte del imperio Otomano. Al finalizar la 1ª guerra mundial, en 1917, pasó a estar administrado por el Reino Unido, un país de sobra conocido por liderar una potencia colonial de primer orden: el imperio británico. Y en este caso muy preciso, conviene no olvidar que la expansión colonial británica fue sustentada en gran medida, durante todo el siglo XIX, por entidades financieras y comerciales muy ligadas a la comunidad judía británica como a las numerosas comunidades judías repartidas por el mundo. Como es sabido, el barón Rothschild, banquero oficial de la corona británica, fue, entre otros, un sionista convencido que compró tierras y bienes en Palestina, ya en la época otomana. Estas circunstancias históricas, que enlacen estrechamente sionismo con colonialismo, permiten entender porqué la creación del estado de Israel desemboco, inevitablemente, en un conflicto que sigue vigente.


SIONISMO Y COLONIALISMO, UNA MEZCLA EXPLOSIVA


No cabe duda de que la mentalidad colonial, que considera natural la segregación selectiva entre colonizador y colonizado, impregnaba profundamente los planteamientos de la élite judía occidental que hizo posible la materialización del ideal sionista. En su imaginación, la población local de Palestina debía de ser tratada como cualquier población colonizada, a lo largo del último siglo XIX, por las potencias europeas. Y esta consideración ha imperado entre la clase dirigente israelí a lo largo de todos los años de existencia del estado de Israel. Hasta hoy en día, gran parte del actual gobierno contempla, con toda naturalidad, expulsar hacia terceros países la práctica totalidad de la población Palestina... la que logre sobrevivir a la masacre en curso. 

Estos planteamientos resultan lógicamente inaceptables a esta altura del siglo XXI, como lo demuestra el rechazo generalizado que enfrenta, en la ONU, la política del gobierno del señor Benjamín Netanyahu.

La resolución del conflicto pasa necesariamente por un cambio radical de enfoque, por parte de los dirigentes sionistas, que suponga el abandono definitivo de cualquier método colonial. Más allá de la solución de los dos estados, técnicamente inviable y de dudosa efectividad para resolver de una vez toda conflictividad, es la construcción de un estado pluriétnico, que integre armoniosamente a las dos comunidades, judía y palestina, la única salida coherente para el actual conflicto. Es sin duda la sola solución inteligente, de cara al futuro, que tenían que haber considerado los sionistas de la primera hora, para tener, acaso, alguna posibilidad de éxito.

Para que este enfoque, que casi nadie contempla, prospere, es preciso un relevo generacional, en los liderazgos de ambos bandos, con un cambio radical de mentalidad que se traduzca en una firme disposición a enfrentar con valentía este reto. Y por mas que esta hipótesis parezca irreal, lo cierto es que no hay ni habrá otra manera de poner definitivamente fin al conflicto, sin considerar sus pormenores desde la  incorporación de una perspectiva de futuro mucho mas amplia, planetaria, universal, que aboca al abandono definitivo, en cualquier territorio, de los nacionalismos políticos identitarios.


LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD PLANETARIA 

EXIGE EL FIN DE LOS NACIONALISMOS


Mas que nunca, las continuas migraciones que sacuden el planeta ponen en evidencia la caducidad de los planteamientos de la ideología nacionalista en todos los países del mundo. Aferrase a ellos, como lo hacen con virulencia los sectores mas conservadores y reaccionarios en cualquier parte, no puede más que perpetuar conflictos sin solución alguna.

El lema "un pueblo, una nación", que sustenta la ideología nacionalista, surgida al final del siglo XVIII, no tiene validez con respecto a la realidad sociológica mundial del siglo XXI. En prácticamente todos los estados actualmente constituidos, la población no pertenece a un solo pueblo, una sola raza, una sola etnia. Por tanto, las instituciones no pueden estar monopolizadas por una parte excluyente de la población, aunque esta sea la mayoritaria o la históricamente establecida en el territorio. El principio de igualdad entre todos los habitantes, en cada país, debe de estar escrupulosamente respectado en todas parte, como principio fundamental de los derechos humanos universales.

Esta es una reivindicación que conoce muy bien el pueblo judío. Ya que si bien es cierto que, a lo largo de la historia, sus comunidades han sido perseguidas, no lo es menos que, en la actualidad, están perfectamente integradas en la sociedad de numerosos países. E incluso, en muchos de estos, sus miembros destacan por ocupar un lugar privilegiado en los círculos de poder. No pueden los israelís negar por más tiempo a los palestinos lo que el pueblo judío ha pedido por el, a lo largo de su historia. Por tanto, este cambio de mentalidad, el abandono de las tesis nacionalistas excluyentes, el reconocimiento de los legítimos derechos de todas las minorías, que se está dando progresivamente en todo el mundo, debe de darse también en Israel-Palestina donde, paradójicamente, una minoría judía intenta, desde hace un siglo, avasallar a una mayoría palestina.

Hay evidencias de una realidad incontestable: la pluralidad, la diversidad, la tolerancia, el respecto mutuo, fundamentan universalmente la riqueza, el bienestar y el dinamismo de toda sociedad. Y esto es precisamente lo que sucede con la sociedad planetaria que, a pesar de todo, avanza a pasos agigantados. Este hecho conduce a lo que el actual líder chino, el comunista Xi Jinping, ha planteado al mundo como "una comunidad de futuro compartido para toda la humanidad", contribuyendo de esta manera, significativamente, a una general toma de conciencia al respecto. 

Solo cabe esperar un enfoque similar en los círculos de poder del bloque occidental capitalista, liberal, heredero de la ideología colonialista y auto-proclamado democrático. Una practica democrática al nivel mundial debe de traducirse por el abandono de actitudes coercitivas unilaterales para convertirse en políticas concretas, eficientes, destinadas a fomentar la cooperación, la convivencia, la coexistencia pacifica entre comunidades o entidades plurales y diversas.

Ha llegado la hora de asumir de que no se puede seguir tratando de resolver los problemas de convivencia entre grupos humanos con el uso asesino de la fuerza y socialmente destructivo de las discriminaciones. Este convencimiento que se extiende, poco a poco pero irremediablemente, entre la población del planeta, se tiene que trasladar pronto, con absoluta firmeza, a todos los mandatarios y gobernantes, en cada uno de los países. Las opciones militares tienen que desterrarse de la política, por completo y de una vez para siempre. Lo tienen que asumir todos los gobernantes, incluso los que consideran que pertenecen a un supuesto "pueblo elegido" por su Dios... Si existe algún "pueblo elegido", este no puede ser otro que el  conjunto de la humanidad. No hay, ni habrá nunca, otro camino posible, para acabar para siempre con la funesta dictadura de los asesinos, que la humanidad, hoy en día, sigue padeciendo.

Vincent J.M. Biarnès 

Thursday, September 28, 2023

GUERRA EN EUROPA: año segundo.

A punto de entrar la guerra en Ucrania en su tercer año, sin que nadie pueda vislumbrar un posible cese de las hostilidades, parece urgente intentar expresar de nuevo algunas opiniones pausadas, razonables y razonadas, que permitan encaminar hacia un cambio radical la situación de impasse que ahora prevalece.



1/  EL DISCURSO DE LA U.E.: el disparate colectivo.

Es con cargo a su "fondo para la paz" que la Unión Europea está financiando uno de los bandos de la guerra en Ucrania, lo que, de entrada, nos coloca en el epicentro del disparate. 

Profundizando día a día, es imposible, para cualquier persona sensata, no advertir que los ciudadanos de la Unión Europea están ante una descomunal maquinaria propagandística, orquestada desde las instituciones y ejecutada por los medios de comunicación, para convencernos de la insoslayable necesidad de apoyar y segundar en todas sus exigencias, al gobierno presidido por el señor Zelenski. El argumento definitivo y prácticamente único es siempre el siguiente: la Federación Rusa es la agresora y Ucrania una victima inocente. Y punto; no se admite mas debate al respecto. 

A partir de allí, nos hablan de "ucranianos" para referirse a los ciudadanos que apoyan el gobierno del señor Zelenski, y de "pro-rusos" para designar a los habitantes de Ucrania, de origen o cultura rusa, que no comulgan con el gobierno de Kyiv, obviando que estos últimos, que parecen no merecer el titulo de "ucranianos", representan casi una cuarta parte de la población del territorio de la Ucrania independiente, surgida de la disolución de la Unión Soviética hace apenas 32 años.

Y es que esta Ucrania independiente, como prácticamente todas las naciones y por una gran variedad de motivos, es un país profundamente dividido, con antagonismos presentes desde hace siglos, geográficamente y esquemáticamente reflejados por una hostilidad atávica entre las respectivas poblaciones del este y del oeste del país. 

Esta hostilidad, que durante la segunda guerra mundial se tradujo por el apoyo de unos al ejercito alemán y de otros al ejercito rojo, se presenta ahora, según la visión manifestada actualmente en Bruselas, en una Ucrania pro-democrática y europea, liderada por el señor Zelenski, en lucha contra unos "pro-rusos", infeudados al sátrapa que gobierna desde el Kremlin, el señor Putin. Esta visión simplista, que alimenta el conflicto en lugar de apaciguarlo, no es propia de una actitud serena, responsable, justa o equilibrada, enfocada hacia el cese de los combates y revela al contrario una voluntad deliberada de ocultación de gran parte de la realidad.

Así, la UE toma partido incondicional por el bando que se hizo con el poder en 2014, suceso llamado "euromaidán" que los rusos califican de golpe de estado, un acontecimiento bastante turbio que marca el principio de un conflicto abierto y que desemboca en la actual cruenta guerra desatada en 2022. 

Y no podemos olvidar que la guerra banaliza todos los delitos penales, desde el asesinato hasta el robo, pasando por la violación, la tortura, el secuestro o la extorsión. Y que estos delitos siempre los cometen, objetivamente, ambos bandos, por mas que la propaganda de cada lado los atribuya en exclusiva al contrario. 

Por tanto nunca puede justificarse la guerra apelando a la defensa de unos supuestos valores democráticos, ya que no hay nada mas antidemocrático que las actitudes criminales desatadas en una guerra, cuando el pueblo, universalmente y mayoritariamente, anhela con ansía la paz. La guerra es siempre pura barbarie que sufre el pueblo por culpa de la codicia y de los delirios de poder de unas élites, políticas, militares y financieras, absolutamente desacreditadas. Y así de desacreditada está la postura de la Unión Europea respecto a Ucrania, argumentando ideales falaces, apostando por la guerra y ocultando sistemáticamente los verdaderos motivos del presente conflicto. 

Esta postura europea engañosa y perversa, compartida por los integrantes del bloque que los rusos llaman "el occidente colectivo", es fruto de unos planteamientos geopolíticos que desbordan ampliamente la estricta realidad de los sacrificados pueblos de Ucrania y que la propaganda diaria intenta relativizar, cuando no claramente ocultar, en sus mensajes a la población.




2/  REALIDADES GEOPOLITICAS: en juego, el imperio del mundo.

Es pura ingenuidad, cuando no mala fe, atribuir la responsabilidad exclusiva del actual conflicto a la parte rusa, dejando en el olvido o el silencio todos los antecedentes del largo enfrentamiento entre Rusia y el bloque occidental agrupado en la OTAN, liderado en la actualidad por los Estados Unidos de América.

Desde el final de la segunda guerra mundial, cuyo principal vencedor de hecho fue, militarmente, la  Unión Soviética liderada por el georgiano Yosef Stalin, Rusia se convirtió en el enemigo destacado del hegemonismo que EE.UU. ha pretendido instaurar en el planeta. Y este papel no ha variado a lo largo de los años, a pesar de todos los acontecimientos acaecidos desde entonces, disolución de la propia Unión Soviética incluida.

A nadie, dotado con un mínimo de conocimientos históricos y geopolíticos, se le escapa que la actual guerra en Ucrania no es otra cosa que un capitulo mas de este largo enfrentamiento, aprovechando ahora la profunda división existente en el seno de la sociedad ucraniana.

Como hemos visto en el anterior articulo dedicado a este tema, la lucha en la que están inmersas las distintas élites mundiales, se libra en tres campos fundamentales: el militar, el económico-financiero y el cultural. Los países que impulsaron la Unión Europea, son todos ellos dependientes de Washington en estos tres ámbitos, en mayor o menor grado, desde el final de la segunda guerra mundial. Sin embargo, ni en las horas mas bajas de su historia reciente, que sucedieron a la disolución de la Unión Soviética, Rusia ha sido sometida, en ninguno de estos tres campos, al bloque liderado por los EE.UU. 

Este hecho generó frustración en gran parte de los círculos de poder de Washington en los años 90 y la experiencia de "acercamiento a occidente" que se produjo en aquellos año, dejó en Moscú la convicción de haber sido engañado y menospreciado, fomentando así el fortalecimiento de un poderoso sentimiento nacionalista anti-occidental.

Si bien es condenable sin paliativo la agresión rusa a Ucrania en febrero de 2022, es de justicia reconocer que desde la Federación Rusa se intentó todo lo posible para evitar de llegar a este extremo. El hecho de que no se implementaran los acuerdos de Minsk o que se despreciaran las propuestas de acuerdos de seguridad compartida ofrecidos por Moscú, solo indica una cosa: occidente forzó el enfrentamiento directo entre los gobiernos de los señores Zelenski y Putin. En los círculos de poder de Europa todos saben que efectivamente así fue, aunque ningún actor político se atreva a admitirlo públicamente.

¿Por qué? Recientemente un político demócrata estadounidense acaba de declarar: "Esta guerra es una ganga. Ha permitido mermar en un 50% el potencial militar de Rusia, con un gasto que apena alcanza el 3% del presupuesto de defensa y sin una sola baja estadounidense..." De momento, sobra al respecto cualquier comentario. Estamos obviamente de lleno sobre el terreno de la lucha por "el imperio del mundo".

Frente a esta realidad difícilmente cuestionable, cabe sin embargo preguntarse cómo pueden los estados miembros de la Unión Europea acomodarse a esta situación, de la manera tan rastrera e innoble encarnada por las sucesivas declaraciones de su alto representante de política exterior, el señor Josep Borrell. Es algo que la opinión publica europea no tendrá mas opciones que plantearse algún día, por más que la intensa propaganda a la que está sometida trate de impedírselo.


3/  LOS TÉRMINOS DEL ENGAÑO: retóricas enfrentadas.

El primer y principal reproche que se dirige hacia la Federación Rusa, es el quebrantamiento del principio de preservación de la integridad territorial reconocido por la ONU. Es harto cierto que este principio, que debería de prevalecer siempre y que todo el mundo defiende respeto a su propio territorio, ha sido violentado o relativizado en numerosas ocasiones no solo por Rusia sino por las mismas naciones que ahora denuncian a Moscú.

Podemos recordar el conflicto coreano, el palestino, el bengalí, el iraki, el yugoslavo, el del Sáhara, el de Rodesia, el de Eritrea, el de Sudan, el de Chipre, el del Karabaj, el de Siria o incluso el caso de Taiwán, como algunos de los conflictos en los que se alteró, o se intenta alterar de alguna manera, la integridad territorial de países miembros de la ONU. En cada caso particular las posturas varian singularmente de criterio, de manera desvergonzada, en función de los intereses geopolíticos en juego.

En el caso de la guerra de Ucrania es de interés abordar la retórica esencial, empleada por los diversos protagonistas del conflicto, para situar sus respectivas posturas.

3.1  Desde RUSIA

"Desnazificación  de Ucrania". 

En continuidad con los sucesos de la segunda guerra mundial ocurridos en suelo ucraniano, en la que una parte de la población, profesando un profundo sentimiento anti-soviético, tuvo un papel activo en los desmanes de los componentes ideológicos del ejercito alemán, queda, entre la población ucraniana actual, una importante minoría que simpatiza con el ideario nacional-socialista hitleriano. Esta minoría es uno de los apoyos incondicionales del gobierno del señor Zelenski, tiene una cierta relevancia en los estamentos militares del país y un notable poder económico proporcionado por el apoyo de destacados oligarcas. Esta realidad sigue siendo incontestable y en ella se cimienta el discurso maximalista del Kremlin que le permite trazar para su audiencia, una continuidad entre los dos conflictos, inscribiendo su ofensiva en el marco de la universalmente justificada y aplaudida "lucha contra el nazismo".

"Crimea es rusa y no ucraniana".



Basta conocer en detalle la historia del territorio de la península para reconocer que hay en esta afirmación una gran dosis de verdad. El kanato de Crimea, creado por clanes mongoles de la horda de oro en el siglo XV es una entidad política histórica independiente ajena por completo a la existencia de cualquier entidad estatal ucraniana.

La historia de Ucrania comienza en el año 882 con el establecimiento de la Rus de Kiev, una federación de tribus eslavas orientales, que llegó a convertirse en un estado poderoso durante el siglo XI y del cual proceden los rusos que fundaron Moscú, posiblemente en los albores del siglo XII.​ La península de Crimea nunca formó parte de este estado eslavo. Tras la invasión mongola de mediados del siglo XIII, el territorio de la Rus fue dividido y gobernado por diversas potencias, incluidas la República de las Dos Naciones (Polonia y Lituania), el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano y el Zarato ruso. Durante los siglos XVII y XVIII emergió y prosperó el Hetmanato cosaco, a la postre repartido entre Polonia y el Imperio ruso. 

En 1783 el territorio del kanato de Crimea fue anexado definitivamente por Rusia, vencedora de los turcos. Tras la Revolución de Febrero de 1917 y la desintegración del Imperio ruso, en sus territorios surgieron movimientos independentistas, formándose la República Popular Ucraniana que se vio en seguida inmersa en una guerra civil y finalmente derrotada por los bolcheviques. Estos últimos constituyeron la República Socialista Soviética de Ucrania en 1919 que se convirtió en miembro fundador de la Unión Soviética en 1922. En 1954, la óblast de Crimea fue cedida a la RSS de Ucrania por la RSFS de Rusia, de acuerdo con el ukaz del Presídium del Sóviet Supremo de la URSS del 19 de febrero de 1954. Por tanto fue solamente en esta fecha, relativamente reciente, que se estableció cierta soberanía formal de Kyiv sobre la península, dentro del marcó estricto de la Unión Soviética.

Y es precisamente apelando a estos antecedentes históricos que el gobierno de Putin pretende incorporar nuevamente a la Federación Rusa la mayor parte del territorio del antiguo kanato de Crimea, que incluye Jersón, Mykoláiv, Zaporizhia y Donetsk.

3.2  Desde UCRANIA

"Integridad territorial irrenunciable."


Es al territorio heredado a la disolución de la Unión Soviética, y reconocido por la ONU a consecuencia de la declaración de independencia del año 1991, que el gobierno del señor Zelenski se refiere. Como acabamos de ver, la península de Crimea y los territorios aledaños se vincularon a la RSS de Ucrania en 1954 por decisión del gobierno del señor Nikita Jrushchov en Moscú, obedeciendo a criterios técnicos de gestión territorial. Nunca se contempló la posibilidad de que este territorio escapara al control de Rusia. Por una razón muy sencilla: se trata de una posición estratégica mayor que garantiza el acceso de la flota rusa al mar mediterráneo, el único acceso marítimo del territorio ruso hacia el sur. 

Por tanto es de esperar que la Federación Rusa jamás cederá de nuevo el control de Crimea al gobierno de Kyiv, con más razón si este gobierno se sostiene militarmente y económicamente sobre EEUU y sus aliados. No es tampoco descartable que, después de controlar la totalidad de la costa del mar de Azov, Rusia amenace con privar a Ucrania de todo acceso marítimo al mar Negro. En el futuro estatuto otorgado a la región de Odessa quedaría entonces el marco de una hipotética negociación de paz que permita poner fin al conflicto.

Para que el gobierno del señor Zelenski recupere, como pretende, el control de la totalidad del territorio, heredado en 1991 y ahora ocupado en parte por el ejercito ruso, será por tanto necesario que la Federación Rusa renuncie por completo a todos sus objetivos, vitales para su seguridad nacional, al oeste de su actual territorio. Difícilmente se puede entrever cómo se podría llegar algún día a este punto.

"El futuro de Ucrania está en la U.E. y la OTAN"

Como hemos visto en el precedente articulo sobre este tema, la OTAN es un organismo creado para hacer frente a la Unión Soviética y ahora enfrentado directamente a la Federación Rusa, claramente y a pesar de su proclamada doctrina defensiva. Por tanto es lógico que el actual gobierno ucraniano busque insistentemente colocarse bajo el paraguas de esta poderosa organización militar. De la misma manera es lógico que la Federación rusa luche con todos los medios a su alcance para intentar frenar esta posibilidad y propugna, como mal menor, un estatuto de neutralidad para la nación ucraniana. No es descabellado pensar que un uso inteligente de un estatuto neutral sería en definitiva de gran provecho para el conjunto de la sociedad ucraniana que quedaría al margen del conflicto entre los dos bloques, fortaleciendo así su proclamado deseo de independencia.

En cuanto al ingreso en la U.E., una vez rotos todos los históricos vínculos políticos y económicos entre Kyiv y la Federación rusa, no tiene Ucrania otra opción que intentar restañar su debilitado estado y salvar su dañada economía con la ayuda de Bruselas. Y aunque el inicio del euromaidan es consecuencia de un frustrado acuerdo de cooperación entre la U.E. y Ucrania, el actual gobierno ruso, a priori, no se opone frontalmente a un hipotético ingreso de este país en la Unión. En cualquier caso, tal eventualidad no es incompatible con un posible estatuto de neutralidad militar.

3.3  Desde la U.E.

"Ucrania está luchando por defender los valores europeos".


Aunque resulte bastante arduo definir con claridad cuales son los valores europeos aludidos, cualquier análisis de la situación real de los derechos constitucionales bajo el actual gobierno del señor Zelenski, arroja serias dudas sobre su implementación. Si bien la Constitución, aprobada el 28 de junio de 1996, y reformada en 2004 tras la llamada “revolución naranja”, define a Ucrania como un Estado soberano, independiente, democrático, social, de derecho y unitario, impera en la actualidad la ley marcial en vigor que impide la celebración de elecciones presidenciales o parlamentarias. Al amparo de esta ley se han ilegalizado al menos una docena de partidos de oposición y perseguido sus principales lideres, sospechosos de albergar sentimientos "pro-rusos". 

Y aunque frente a esta situación los círculos de poder de Bruselas se muestran públicamente silenciosos y en privado "comprehensivos", en razón del conflicto militar en curso, lo cierto es que la inmensa desigualad económica, la reconocida corrupción y la falta de independencia judicial que la república de Ucrania viene arrastrando desde su avenimiento, hacen bastante dudosa toda conformidad institucional con el credo europeo. Todo parece reducirse de momento a unas reiteradas declaraciones de buenas intenciones, hasta ahora sin realidad palpable.

"La Unión Europea apoyara a Ucrania por todos los medios, hasta su victoria final sobre Rusia".

Hay en este tipo de afirmaciones maximalistas, una duda razonable respecto a la sinceridad, al convencimiento y/o conocimiento de la realidad, de la persona que las pronuncia. Tales afirmaciones sirven sin duda para ayudar a mantener alta la moral de la parte de la sociedad ucraniana que apoya las decisiones de su presidente, pero hacen un flaco favor a toda iniciativa que pueda tratar de encaminar el conflicto hacia una resolución pacifica. Según el señor Borrell, el conflicto solo se podrá "resolver en el campo de batalla". Y a continuación, la victoria militar sobre las fuerzas de la Federación Rusa es el único desenlace que se contempla. Pero es inevitable plantearse: ¿De verdad el señor Borrell y sus mentores piensan que vencer a Rusia en el campo de batalla es cosa no solo posible sino también probable? ¿Acaso no cabe la posibilidad de que estos señores estén minusvalorando gravemente los recursos globales de la Federación Rusa?

Después de casi dos años de guerra, parece que si, en efecto, la derrota militar del ejercito ruso no va a resultar tan sencilla. Tampoco resulta obvio de que el esfuerzo económico que este conflicto está imponiendo a las sociedades europeas pueda mantenerse indefinidamente sin provocar mayor agitación social. Quizás sería entonces conveniente empezar a replantearse el asunto e intentar buscar un modo mas realista de abordarlo. A no ser, claro está, que esta actitud obedezca en el fondo a otros propósitos, mas acordes con la consideración de esta guerra como una auténtica "ganga", que con la preocupación sincera por defender la integridad territorial de Ucrania. El futuro, inevitablemente, aclarará un día esta duda.

3.4  Desde los EE.UU.

"La agresión de Rusia es injusta e injustificable."


Es difícil entender en qué tipo de circunstancia una agresión puede considerarse como "justa". Mas allá de eso, se entiende menos todavía cómo una agresión "injusta" puede llegar a convertirse en "una ganga". Cierto es que no cabe duda de que para amplios círculos de poder estadounidenses, el conflicto abierto en suelo ucraniano no solo no es ninguna tragedia, sino que es una oportunidad largamente deseada, esperada y potenciada. Después de la paulatina adhesión a la OTAN de todos los países centro-europeos que fueron miembros de la Unión Soviética, Ucrania y Bielorrusia son los últimos estados que quedan por incorporar, para situar a la organización militar occidental en las fronteras de la Federación Rusa, en el centro de Europa. Y como es sabido, desde Washington se trabaja intensamente para lograrlo, por todos los medios, desde hace décadas. Por lo tanto, es de lógica considerar esta realidad como una causa plausible de la agresión perpetrada por Rusia. Es mas, todo parece indicar que esta agresión está resultando muy provechosa para el conjunto de intereses geopolíticos de EE.UU. en Europa, así que no es descabellado pensar que todo se hizo para provocarla. No solo por el debilitamiento resultante, militar y económico, de Rusia, sino también por el impacto que está teniendo sobre la propia Comunidad Europea, cada vez mas dependiente, militarmente, económicamente y culturalmente. Como ejemplo: ¿Quién puede dudar del impacto de la voladura del gasoducto Nord Stream 2 sobre la salud de la economía alemana, mas allá de un posible revés para la economía rusa ? Este acto, escogido entre cientos, ¿no constituye acaso, eso si, una agresión deliberada, injusta e injustificable, cuyo propósito no puede encajar con el discurso de solidaridad con Europa? Asombra constatar sin embargo hasta que punto esta agresión ha dejado los políticos europeos totalmente indiferentes.

"Ningún país tendrá asegurada su independencia si Ucrania pierde la guerra por la invasión rusa."

Tal afirmación del presidente Joe Biden, en la tribuna de la ONU, puede tener dos lecturas complementarias. La primera, como aviso para los vecinos directos de la Federación Rusa, argumentando hipotéticos futuros planes de expansión de la misma, en detrimento, principalmente, de los antiguos miembros de la Unión Soviética, cuya voluntad de recuperación de su extensión territorial, se atribuye al gobierno del señor Putin. Esta idea, que se antoja bastante descabellada y ajena a la actual doctrina del gobierno ruso, ha propiciada sin embargo un rearme acelerado de la practica totalidad de los países europeos miembros de la OTAN. Sin duda este hecho constituye una excelente noticia para la industria militar europea en general y la estadounidense en particular, lo que, en definitiva, parece ser una poderosa motivación política para hacer tal declaración. La segunda lectura de esta sentencia puede hacerse a nivel mundial, mas allá del conflicto en Ucrania. Da a entender, en efecto, que una victoria rusa daría validez al uso de la fuerza para resolver, en todas partes, las disputas sobre soberanía territorial. En este caso, resulta singular circunscribir este pernicioso efecto a este conflicto en particular y no extenderlo, por ejemplo, al conflicto palestino, al de Chipre o al del Sáhara Occidental. Claro está que Israel, Turquía o Marruecos son aliados fieles del bloque occidental y por tanto parecen merecer un trato diferenciado... Nuevamente nos encontramos con la acostumbrada política de doble rasero, señalada anteriormente, que resta definitivamente toda credibilidad a los argumentos del señor Biden.


4/  UN ÚNICO CAMINO POSIBLE HACIA LA PAZ:  la responsabilidad de la OTAN.

Como señalábamos anteriormente, la opinión pública occidental sigue sometida a una intensa propaganda, sesgada y manipuladora, que sirve para ocultar de manera sistemática gran parte de la realidad propia de este conflicto. Cualquier cuestionamiento de los términos de esta propaganda, por mas razonado y razonable que sea, es sistemáticamente condenado. Y los que propugnan planteamientos discrepantes son inmediatamente acusados de estar sometidos a su vez a la propaganda rusa. No hay espacio para una critica objetiva y constructiva de la situación, capaz de sugerir una salida realista hacia el fin de las hostilidades militares.

Este conflicto se inscribe dentro de un largo enfrentamiento entre dos bloques principales, en lo que está en juego el futuro de la sociedad planetaria en construcción, su necesaria conformación política, lo que algunos analistas designaron como "el imperio del mundo". Este enfrentamiento es una lucha sin cuartel, en él que ambos bandos están usando por igual todos los medios a su alcance, incluidos los mas abyectos y detestables, destrozando la vida de millones de seres humanos. La verdadera realidad palpable del conflicto en Ucrania es la muerte violenta de centenares de personas, cada día, atrapadas en un conflicto del que no pueden escapar y promovido con espantosa frivolidad desde despachos muy alejados del campo de batalla. Es un hecho que cualquier hombre libre no puede consentir ni mucho menos relativizar.

Mas allá de todas las retóricas expuestas mas arriba, el elemento clave del presente conflicto es, sin duda alguna, el control de la península de Crimea. La llegada al poder en Kyiv de un gobierno pro-occidental, brindó al bloque militar occidental la posibilidad de arrebatar a la Federación Rusa el control de la península y por tanto de complicar seriamente el acceso de sus fuerzas marítimas hacia el mar Mediterráneo. Como hemos visto, esta posibilidad es totalmente inaceptable para Rusia por razones estratégicas mayores. Por eso se aseguró enseguida el control del territorio, en 2014. La ofensiva de febrero de 2022, desde el punto de vista estratégico militar, tiene por objetivo básico asegurar el corredor terrestre que une la península al territorio de la  Federación, hasta entonces únicamente conectado por el puente de Kerch, cuya construcción finalizó en 2018. Este objetivo se consiguió con la toma de Mariúpol, en mayo de 2022. En consecuencia, se puede afirmar que, en la actualidad, la Federación Rusa ha cumplido con el grueso de sus propósitos.

A partir de allí, sólo le queda a Rusia asegurar el  territorio conquistado, resistiendo las ofensivas de un ejercito ucraniano dependiente por completo del apoyo brindado por los países de la OTAN. Por tanto, el día que cese este apoyo, la guerra estará terminada y la paz podrá abrirse camino. Hasta que llegue este día, en él que el Pentágono y sus aliados den por imposible sus pretensiones, seguirán muriendo personas a diario. Está es una cruda realidad, a la que todas las instancias de poder occidentales deben de enfrentarse, guste o no.


5/  A MODO DE CONCLUSIÓN PROVISIONAL: lo único que importa son las vidas de las personas.

A pesar de los muchos aspectos impredecibles de la situación actual, no es muy aventurado pensar que,  tarde o temprano, la parte ucraniana vera debilitada su postura antes que la parte rusa. Es incluso muy probable que los propios actores estadounidenses mas lúcidos piensen que, efectivamente, así sucederá. Mientras se llegue a este punto, el bloque occidental intentará sacar el máximo provecho posible de una guerra que, desde el principio, ha planteado como "larga" y seguirá calificando incansablemente de "justa", cuando no "necesaria". Todo dependerá, en ultima instancia, de la perseverancia de la propia población ucraniana y de la capacidad de aguante de la población de la Unión Europea. 

Queda sin embargo patente que el cese inmediato de este conflicto armado depende ahora exclusivamente de la voluntad de los países miembros de la OTAN, a los que les queda todavía por demonstrar, en actos, que su alianza tiene exclusivamente un carácter defensivo, negándose a proporcionar al gobierno de Kyiv toda clase de armamento ofensivo, tal como lo han estado haciendo a lo largo de estos dos últimos años. Y lo que está en juego, mas allá de todo cálculo geopolítico, es la vida de miles y miles de seres humanos inocentes que merecen el respecto de unos gobernantes cuya responsabilidad máxima es la de proporcionar, ante todo, a sus gobernados, seguridad y prosperidad.